Pandemia y ciudad

Pandemia y Ciudad

Fernanda Salinas

Fernanda salinas es estudiante de cuarto año de nuestra Escuela de Arquitectura y en el marco de la asignatura de Teoría del Diseño Urbano II, reflexiona sobre el problema sanitario actual desde una perspectiva histórica.

 

Durante el invierno de 1957, llega a Chile un brote de influenza proveniente de China y Hong Kong a través de un barco estadounidense que arribó al puerto de Valparaíso. El virus se extiende rápidamente por el territorio chileno cobrando la vida de al menos 20 mil personas, siendo en su mayoría niños y adultos mayores los más afectados, y posicionando a Chile como uno de los países con altos índices de mortalidad en el mundo.

Mientras poco a poco se consolidaba el sistema de salud pública, junto a la promesa de mejorar las condiciones laborales de la masa trabajadora, los sectores populares frente al crecimiento industrial de las principales ciudades del país, desarrollaban velozmente soluciones habitacionales de material ligero conocidas como “poblaciones callampa”, trayendo consigo hacinamiento y malas condiciones sanitarias: el escenario perfecto para la propagación de un virus de tal magnitud.

Aproximadamente 50 años después, nos enfrentamos a una pandemia de características similares que amenaza la cotidianeidad de toda la población a nivel mundial, siendo los adultos mayores el foco de mortalidad. Las autoridades sanitarias han decretado la cuarentena total o parcial de las principales ciudades y sus alrededores, obligándonos a mantener la distancia social y resguardarnos en nuestras viviendas para evitar el contagio. Frente a este hecho, las rutinas diarias se han visto afectadas considerablemente. Las actividades escolares y laborales han debido sumarse al resto de dinámicas en la vivienda, y el estrés de permanecer todo el día en un mismo lugar, ha generado potenciales conflictos internos, debido a la convivencia dentro de los núcleos familiares.

La ciudad, se ha vuelto austera y vacía con el paso del tiempo y frente al aumento de contagios, la población es cada vez más consciente del alcance de esta pandemia, cayendo muchas veces en el pánico colectivo y la desesperanza. La crisis sanitaria y económica no ha dado tregua y se evidencia cada vez más en los sectores vulnerables, quedando estos totalmente desprotegidos. La tasa de desempleo ha ido en aumento y con esto, quienes aún conservan sus empleos sienten la presión indirecta de mantenerlo a como dé lugar, por lo que muchos se ven en la difícil situación de salir de sus hogares, exponiéndose a un posible contagio.

Con un sistema de salud al borde del colapso y una economía que, según las autoridades se vuelve cada vez más insostenible, la clase trabajadora se ha visto envuelta en una encrucijada por la sobrevivencia que nos deja como conclusión que, en Chile, tanto sus gobernantes como su pueblo, no estaban preparados para este golpe.