Sobre las nuevas y viejas ideas para la vivienda social

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La problemática de la vivienda social es un tema que en Chile tiene larga data, tanto por el lugar que ha ocupado en las políticas públicas, la filantropía y la acción empresarial.

Tempranamente el Estado de Chile, en 1906, dictó la ley de habitaciones obreras, dando origen a un largo camino de políticas públicas en torno a esta necesidad social. En el momento actual, donde en el Parlamento se sigue discutiendo la llamada “Ley de Integración Territorial y Urbana” y existe una proliferación de nuevos campamentos, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, junto al Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, convocaron a un grupo transversal de expertos para que propongan soluciones habitacionales que puedan ser implementadas en el corto plazo.

En ese contexto se han reflotado viejas ideas que se levantan como nuevas alternativas, como son la densificación de pequeños lotes (construir hacia arriba, “el suelo está en el aire”), la regeneración urbana, la vivienda progresiva y la necesidad de la participación como un valor al momento de buscar las soluciones al problema habitacional. Pero es importante hacer justicia sobre el origen y la trayectoria de los conceptos. Entre los años 1957 y 15, el arquitecto británico John Turner (inspirado en las ideas de Patrick Geddes), desarrolló un extenso trabajo en las barriadas de Arequipa y Lima (Perú), que publicó en 13 en el número 8 de la revista Architectural Design, allí recogió las conclusiones de los proyectos de vivienda que realizó a partir de sus observaciones de cómo los pobladores desarrollaban por autoconstrucción sus viviendas en forma “progresiva”, que es lo mismo que hoy el arquitecto Alejandro Aravena denomina “vivienda incremental”.

Por su parte, en Chile, Edwin Haramoto, destacado arquitecto y profesor de la Universidad de Chile que consagró su trabajo académico a la vivienda social, público en 1987, junto a Pamela Chiang, Rubén Sepúlveda e Iván Kliwadenc,o un libro imperdible en el tema, Vivienda social: tipología de desarrollo progresivo, entre otros estudios. Esto está ampliamente documentado en múltiples estudios académicos.

En una línea similar el Banco Mundial, en la década de los 70 del siglo XX, fomentó los lotes con servicios que en Chile conocimos como las “casetas sanitarias”, que obedecen al mismo concepto: el Estado subsidia una parte de la solución habitacional y el habitante de manera “incremental” o “progresiva” completa la vivienda. A igual concepto de vivienda que crece por la acción de sus habitantes obedecieron los proyectos de comienzos de los 2000, como las llamadas “casas Chubi”, que fueron fuertemente criticadas por la mala calidad de las terminaciones no así por el concepto que tenían detrás.