Columna de Opinión | Las brechas de Santiago como Smart City

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Columna de Rodrigo Martin, vicedecano de Investigación y Postgrado FARAC, USACH.

¿Qué tan inteligente es Santiago como ciudad? La pregunta nos ronda y, en parte, la responde el IMD en Smart City Index, que ha posicionado a la capital de Chile en el puesto 117, subiendo dos lugares respecto a 2023. Se trata de la urbe número uno en América Latina, pero ¿ qué nos revela este estudio y cómo podemos seguir mejorando?

El informe -que sondea opiniones en 142 países-, aborda la percepción sobre infraestructura, específicamente en áreas de seguridad, áreas verdes, suministros básicos (saneamiento y reciclaje, entre otros), además de la red de transporte público, conectividad y gobernanza.

Un factor importante que baja el promedio en la evaluación de Santiago corresponde a la seguridad, tema que preocupa a los habitantes de nuestra ciudad en los últimos años. Debemos dimensionar que el puntaje llega a 17.6 puntos, en contraste a los 32.69 de Medellín; los 19.6 de Buenos Aires y 18.4 de Bogotá, donde objetivamente los indicadores de delincuencia son más altos.

En cuanto a la satisfacción por los servicios de transporte, el ranking arroja un valor de 48.3, muy superior a los 22.9 de Bogotá, ciudad que inspiró al Transantiago. En este aspecto Santiago está bien evaluado, lo que se podría atribuir a la extensión de la red de Metro y de buses, incluyendo una renovación de la flota, con buses eléctricos.

Sobre la satisfacción con las áreas verdes, Santiago llega a 53.7 puntos y la satisfacción por acceder a actividades culturales alcanza 60.2, siendo superada por Bogotá que registra un valor de 66.0 y 74.6 respectivamente. Estos aspectos deben ser mejorados tomando en cuenta que la ciudad también se quiere posicionar en turismo y recreación.

En cuanto a “gobernanza” -que incluye componentes como son transparencia en las finanzas, votación online, espacios digitales de participación y desarrollo de trámites de forma digital-Santiago obtiene una evaluación inferior a Medellín, a pesar de encontrarse en la evaluación general, un puesto sobre ella.

Esto es relevante de mejorar en el caso de Santiago, ya que debido a su división administrativa en comunas, donde cada alcalde es responsable de su área específica y tiene un presupuesto determinado, ha llevado a que haya grandes diferencias en la gobernanza local si se comparan las diferentes comunas. Asimismo, esta falta de gobernanza hace que las iniciativas de mayor escala para la ciudad queden en un segundo plano político, a pesar de la actual figura del gobernador, que es quien tiene la oportunidad de sacar adelante los grandes proyectos, por ejemplo, en infraestructura.

A la luz de los datos, vemos que aún quedan múltiples tareas por emprender en cuanto a seguridad, infraestructura verde y equipamiento cultural, muy importantes para la calidad de vida de las personas. Y junto a esto, se deben fomentar los procesos participativos de gobernanza que integren a todos los actores con el objetivo de tener una ciudad mejor.

Publicado en El Mostrador